Un griego llamado
Teofrasto escribió un listado de aquellos materiales que tienen la capacidad de
participar en fenómenos eléctricos y fue en el siglo XVII cuando se comenzaron
las primeras investigaciones sobre la electricidad y el magnetismo para su
posterior aplicación en la utilización de la brújula. La primera vez que la
palabra electricidad fue pronunciada, salió de los labios de William Gilbert,
posteriormente el italiano Niccolo Cabeo continúo con sus investigaciones y fue
el primero en deducir que había fuerzas que causaban atracción en algunos
cuerpos y repulsión en otros.
El estudio de la electrostática ha determinado que cargas eléctricas del
mismo signo se rechazan, y que cargas de signo contrario se atraen; esta ley se
ha empleado en un instrumento llamado electroscopio, el cual sirve para
identificar si un cuerpo se encuentra cargado eléctricamente o si se encuentra
en un estado neutro.
Cuando un cuerpo posee algún tipo de carga eléctrica y se pone en contacto con la esfera de cobre del electroscopio, la carga corre por el alambre de cobre hasta las laminillas, las cuales adquieren cargas iguales y se rechazan entre sí. La electrización que han recibido las laminillas es una electrización por contacto.
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